Pensar el futuro de la educación interpelando al presente y repensando el pasado
- Mujeres Históricas
- 20 ago 2020
- 3 Min. de lectura
Aunque realizar un replanteo del sistema educativo argentino, y porque no mundial, no estaba en la agenda del 2020, hoy lo estamos haciendo. Pensar el por qué parecería tener una respuesta obvia: COVID-19. Esto no es para nada bueno porque estamos utilizando al presente para mostrar las falencias del pasado. Un sistema educativo que en el siglo XXI se basa en una escuela tradicional, rígida y tecnocrática tuvo, tiene y tendrá grandes falencias.
La propuesta de repensar la escuela post pandemia es válida y oportuna. Lo que no debemos olvidar es que el COVID-19 solo contribuye a visibilizar las problemáticas que subyacían en el sistema y que, en realidad, no estaban ocultas como nos están haciendo creer. Simplemente no las veía el que no quería verlas.
En los últimos años apareció, aparentemente, una luz al final del camino. El modelo propuesto por el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) se empezó a plantear como la alternativa a la escuela tradicional que queríamos sostener en la posmodernidad.
Las instituciones educativas, con o sin la preparación académica necesaria, comenzaron a realizar proyectos educativos que permitieron pensar que esa luz era más cercana de lo que parecía. Sin embargo, el contexto actual nos mostró que esa nueva propuesta muchas veces se seguía basando en parámetros del pasado.
Aunque en el 2020 el uso de las TIC´S parece ser algo frecuente, en el 2019 no lo era. Hoy la tecnología en el ámbito educativo parece ser una herramienta “indispensable”. Todos conocen Zoom y Meet; suben videos a YouTube, editan textos, realizan videos, y utilizan las redes sociales para comunicarse con sus estudiantes. Lo interesante es que, por ejemplo, Facebook funciona desde 2004, Whatsapp desde 2009, Instagram aparece en 2010 y Zoom, que era algo desconocido hasta el mes de marzo, existe desde 2012.
Desde el presente, pensamos como realizar un proyecto educativo con estas “nuevas” herramientas para motivar a los estudiantes que están en sus casas y elucubramos estrategias pedagógicas para el futuro. La pregunta que nos deberíamos hacer es por qué los proyectos que parecen viables hoy, y lo serán mañana, no eran posibles ayer.
En el pasado, agosto de 2019, un grupo de alumnas de 15 años se preguntó: ¿Por qué no ser intrépidas y aventurarnos en el uso de las redes sociales para hacer un proyecto? En el pasado, agosto de 2019, Mujeres Históricas se adelantó y realizó un proyecto de investigación y análisis histórico de mujeres invisibilizadas utilizando como medio de difusión Instagram (@mujeres.historicas). Esa locura, que hoy cuenta con más de 4000 seguidores, mostró que la escuela tradicional no podía responder a las necesidades de los estudiantes porque sus formas de comunicación eran diferentes.
Aunque seguramente podríamos encontrar otros proyectos, Mujeres Históricas es un ejemplo de cómo un proyecto educativo centrado en los verdaderos intereses y preocupaciones de los estudiantes puede sostenerse en el tiempo. Por lo tanto, podemos pensar que algo del pasado se puede utilizar en el presente y proyectarse hacia el futuro.
Finalmente, la pregunta que nos debemos hacer como sociedad es por qué las problemáticas educativas que se plantearon a raíz de la pandemia no las quisimos ver antes y, a partir de esto, repensar que muchos de los proyectos realizados correspondían a un presente inexistente ya que se sostenían en lógicas del pasado que limitaban la educación del futuro.

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